lunes, julio 24, 2006

Miradas

He visto y he deseado, como nunca creí desear. Pacientemente he ido dibujando sus contornos en mi imaginación y preparando mis sentidos para cuando llegue el momento de nuestro primer contacto. He visto y por un momento, como un loco suicida, he querido penetrar en un mundo prohibido donde mezclar la admiración y la pasión.

He deseado tocar con mis manos y mantener un contacto perpetuo en torno a sus líneas, deslizándome vertiginosamente hasta sucumbir en su fatal atracción. No se como explicarlo, pero al mirar, he sentido que crecía dentro de una mi una sensación de ebriedad que se mezclaba con ansiedad y sensualidad, despertando dentro de mi un monstruo anhelante de lujuria.

Y he odiado, con el corazón oprimido, a todo aquel que ha osado mirar. He odiado salvajemente, en silencio, quemando con mi mirada a todo ser que pasaba a su lado. He odiado, sin saber porque, transformando la fantasía en realidad, confuso, obsesivo, furiosamente.

He visto y he deseado, perdiéndome en abismos de espaciotiempo y al final, he comprendido. He comprendido que mi sueño es limitado, que la realidad es brutal y que cada uno ocupa su lugar.

Y despacio, con paso lento y expresión de seriedad, me he retirado calle abajo no sin antes dar una última mirada a esa belleza. Tal vez un día vuelva a pasar por el mismo concesionario y entonces, aunque empeñe el alma en ello, nadie evitara que sea mía.


2 comentarios:

M.G.G. dijo...

Está bien luchar por lo que uno quiere y en los hombres, es comprensible que les guste tener algo potente entre las piernas...
Besito demealegraturegreso

Anónimo dijo...

Es cierto que cada uno ocupa su lugar, aunque a veces se puedan confundir y mezclar espacios.
Un texto genial.
Hasta la vuelta. Me despido no sé muy bien por cuánto tiempo.
Mil besos y gracias