martes, mayo 16, 2006

Podría suceder…



Ding – dong Ding – dong

El sonido del timbre me saco de mi breve estado de somnolencia.
Me dirigí hacia la puerta y al abrirla…

- Buenos tardes. Venimos a robarle ¿nos permite?

No puedo creérmelo unos tipos encapuchados, provistos de palos y con un ápice de educación me vienen a robar. A mí, a un parado. Increíble.

- Perdón, no entiendo. ¿Dice usted…?
- Que te hagas a un lado y te estés calladito. Que como te pongas farruco te arreo.- salta otro más agresivo.

Más sorprendido que acojonado les dejo pasar. Dos de ellos se quedan a mi lado, el que parece el jefe y el agresivo. El resto se dispersa por la casa.

- Les advierto que no tengo nada. Creo que están ustedes confundidos. Esto no es un chalet de gente con dinero, es un piso de gualtrapillas como ustedes ven.
- Que te calles, coño, y siéntate que voy a atarte.- el agresivo esta en su papel parece.
- ¿Dónde tiene la caja fuerte? Díganos su localización y la combinación, no nos gustaría hacerle daño.
- Vamos a ver señores, les digo que yo no tengo dinero, soy un parado y de caja fuerte nada de nada. ¿No irán buscando ustedes al vecino? Él es constructor y fontanero, puede que él…
Me cerraron la boca de dos ostias.

- Perdone usted al compañero. Ya entiendo que esto no es plato de gusto, pero desde que se metieron en el oficio las bandas del este y los latinos, la cosa esta muy mal y el personal nervioso. De todas formas colabore, le irá mejor.

Colabore, colabore. Que coños de colaboración, como no se me lleven la minipimer, la cadena de música, la tele de hace 10 años, no se que van a sacar.

- Mire usted, jefe, no es por joder la operación, pero de aquí poca cosa van a sacar. Si quieren pasen por el piso de al lado, ya les digo que mi vecino tiene mas posibles que yo.
- Tío, aquí no hay na más que morralla. Esto es todo una mierda. Pillamos lo que podamos y nos vamos ¿Hace?- dice otro de los atracadores.
- Hace. – Dice el agresivo – pero antes de irnos le voy a dar a este una poca cera para que aprenda a tener algo decente en su casa. Que es que no se puede ser tan pringado.

La solfa de ostias que me cayó no es ni para contarla. Aparte de quedarme sin la mitad de mis viejos enseres, lo cual no me causo mucha pena, lo único que minó mi moral es que ya los chorizos españoles están de capa caída.
Ahora, dentro de todo lo malo, me quedó la satisfacción de oír a través de la pared, los gritos de auxilio y de dolor de mi vecino. No es que le deseara mal ninguno, pero tengo que reconocer que es un vecino que no me cae bien.
Y ahora que lo pienso… ¿Cabría la posibilidad de que a él le violaran?

1 comentario:

Darrere dijo...

Humor fino, inteligente,llano.

De verdad que podía firmar este texto Mihura o Jardiel Poncela.

Es un lujo leerte.